El Baile de las Quimeras
ISLAS que flotan y desaparecen al capricho del lago,
ISLAS en las que apoya sus plantas el Flechero Verde,
Águila de Arboles,
Jefe
de Cazadores,
al enastar
su flecha
pluma
de
quetzal
en el arco
de su palpitación
y
dispararla
al azul azul
el
por
der
cen
as
al
que
flecha
des
cien
de
por
el
es
pe
jo
del
la
go
a herir a Cuatricielo
aguayayay
aguayayay
!Cuatricielo herido...
herido
por el reflejo
de
una
flecha
en
el agua
ay-aguayayay
aguayayay
en verdad herido,
herido por el reflejo de una flecha
que al desgarrar sus carnes de lava transparente,
desanuda copales, soles, ombligos, sonidos, magias,
espumas, burbujas, palabras, tatuajes, colores,
guacamayas de escarcha, guacamayas de fuego
aguacamay-ay
aguacamay
el viento
el viento
el
viento
melaguaj
melaguaj
el
viento desatado,
desanudadas las espumas,
los ombligos, los soles, los copales, las magias,
las burbujas cabalísticas, las burbujas que tomaron
los Oropensantes-luceros-dioses
para hacer al Hombre-de-las-Cuatro-Magias,
cuatro cabezas, ocho brazos, ocho ojos,
ocho manos, ocho piernas, cuatro corazones,
el hombre cuatro veces ombligo, cuatro veces viril,
cuatro veces artista, pintor, escultor, músico, poeta,
el Hombre-de-las-Cuatro-Magias-del-Cielo
que en verdad era de burbujas de agua de maíz
y todo su arte de burbujas,
flor que vivió en sus manos y más allá de sus
manos
el instante de todas las burbujas,
de todas las especies efímeras.
Música de agujeros de burbujas, la melodía de su caña.
Música de vacío burbujeante
el tún-tún de los troncos huecos.
Y música de calofrío el estallido
de los globitos de aire sonoro
en la superficie de las teclas de las marimbas.
Y todo su arte de burbujas,
flor que vivió sus manos y más allá de sus manos
el instante de todas las burbujas,
de todas las especies efímeras.
Su poesía de burbujas de sangre guardadas en las sienes
por las quetzalpicaduras de las borlas sagradas,
sube del cocimiento del trópico de Cáncer
y abre flores de almíbar, respiraderos de miel,
a todo lo que hierve, a todo lo que existe,
real o dibujado por miniaturistas
que cubren de escritura burbujeante
pieles y cortesas ahuesadas.
Y todo su arte de burbujas.
Muros pintados de quetzales,
muros pintados de serpientes,
figuras pintadas en vivo sobre la argamasa
y tratadas después al oro dulce de la atmósfera.
Templos de jaguares que nadan entre burbujas de piedra,
cifras calendáricas, burbujas redondas
de la matemática de las constelaciones.
Y todo su arte de burbujas,
flor que vivió en sus manos y más allá de sus
manos
el instante de todas las burbujas,
de todas las especies efímeras.
Pelotaris elásticos tras la burbuja de hule
que cruza la ajorca solitaria, del juego de pelota,
imagen fugaz y fugitiva de su arte de gorgoritos,
de su arte de burbujas ya herido...
Desatados los mundos,
disueltas las substancias,
desanudados los confines,
desimantados los cuatro lados del cielo,
deshojadas las flores,
despedazados los pájaros,
la lluvia desgrana sus mazorcas,
apresa al lago en cárceles de hilos
y lo entrega al Arcoiris triunfante,
Señor Siete Veces Precioso,
al Arcoiris que avanza con os pies de los cazadores,
sin peligro de caer enroscado como serpiente
de plumas de colores, en los espejos
del robador de huellas, del lago
que, herido Cuatricielo, se cubre de burbujas,
chalchihuitles que ocultan
los restos de sus artes efímeras.
Así y sólo así
podía ser herido Cuatricielo,
al mediodía,
con el reflejo en el agua
de una flecha disparada
hacia el sol.
Así y sólo así
podía ser herido Cuatricielo,
vulnerable al quetzal
que cruza el zafiro
hacia la luz.
Así y sólo así
podía ser herido Cuatricielo,
vulnerable al verde
que cruza el azul
hacia el amarillo.
Así y sólo así
podía ser herido Cuatricielo,
al mediodía,
al compás de los atabales,
en el juego-baile-de-las-flechas,
el baile de las quimeras.